15/12/08

Amarga dependencia

La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia cumple dos años desde su entrada en vigor. En su segundo aniversario de funcionamiento el sabor es amargo, desconcertante. Y, no tendría que ser así, la celebración debería de estar llena de satisfacción por seguir sumando los logros políticos que supuso esta ley, tan necesaria y tan peleada para que saliese adelante por la izquierda de este país.

Sorprende la desvergonzada resistencia por parte del gobierno central y el autonómico a asumir una ley que aprobaron, con la que se fotografiaron. Sorprenden el indecente fuego cruzado de declaraciones para excusarse de la parálisis que sufre la norma cuando las personas afectadas y sus familias exigen responsabilidades.

El resultado, después de dos años, es un terreno abonado de falta de coherencia, sin voluntad de acuerdos serios, sin financiación suficiente para ponerla en marcha. Parece que a veces se olvida que los derechos sólo son derechos si se aplican, si se ejercen, si no la otra cara de la moneda son las voluntariedades, las conveniencias, los intereses, la mafia.

Los datos, el sentir de la gente, hablan, como siempre, por sí solos. A dos semanas de saludar un nuevo año todavía están los deberes sin hacer, los convenios sin firmar, las transferencias en suspenso, con una reducción en gasto social del 17% en los presupuestos generales del estado, con el 46% de las personas con dictamen en el país valenciano pendientes de que se ejecute la valoración hecha y concedida.

Al final, como siempre, ante este desconcierto, el esfuerzo recae en las familias, que anticipan recursos económicos, esfuerzos, sacrificios, a costa de tiempo, de calidad de vida, de su salud. Y, seguimos esperando con desespero y desconsuelo a que las solicitudes sean contestadas, a que los recursos de esas solicitudes sean contestados, a que vengan los valoradores, a que se resuelva el expediente, a que se determine si PIA, si prestación económica, la cuantía, a que cunda la lista de espera en la residencia, en el centro de día. Seguimos esperando a que el estado central y el autonómico se ocupen de lo que le corresponde, por ley, por derecho, por sentido común. Y seguimos esperando a que el reparto de medallas y el enfrentamiento partidista deje paso obligado a la urgencia y responsabilidad ya que, cuando hablamos de esta ley, estamos hablando sencillamente de que se nos niegan derechos, se nos niega vida.

Reyes Matamales. Responsable de políticas sociales de Iniciativa del Poble Valencià.